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Haces las maletas, miras varias veces en Google maps como será tu nuevo barrio, si podrás encontrar una estación de metro cercana, supermercados, gimnasios… o lo que sea importante para ti.
Antes de comenzar una nueva etapa en la que nos trasladamos a vivir a otro lugar queremos tener preparada nuestra ropa y muebles y saber todo lo posible sobre la nueva localización a la que nos mudamos. Incluso con un poco de suerte pensamos también en nuestra salud física para poder comprar buena comida, hacer ejercicio… pero, ¿nos preocupamos también de como nos sentiremos emocionalmente? ¿tratamos de reunir también información de cómo nos afectará psicológicamente este cambio?
Hay algunos motivos para preocuparnos más de lo que pensamos por nuestra salud mental ante una nueva etapa de nuestra vida:
1. Las mudanzas son estadísticamente el tercer evento más estresante en la vida de una persona después de la perdida de un ser querido y de un divorcio.
2. En ocasiones pensamos que cuando viajamos nuestros problemas se quedarán en el lugar que dejamos atrás.Incluso en algunas ocasiones cambiar de localización pretende eso mismo, dejar atrás. Pero no es así, tal vez las primeras semanas estemos ocupados/as con los cambios, descubriendo un nuevo lugar… pero entre 2 y 3 semanas tras la llegada sabemos que se producen los primeros problemas emocionales.
3. Cambiar de destino activa nuestro estado de alerta. Esto es algo positivo en si mismo, necesitamos más atención para no equivocarnos en el camino de vuelta a casa o para saber que salida de la carretera coger, pero esto traerá consigo cierto agotamiento psicológico.
4. Las diferencias culturales también casan a nuestro cerebro. Si además nos mudamos a un lugar en el que no entendemos el idioma, las reglas culturales implícitas (cómo saludar, pedir…) nuestros procesos cognitivos estarán trabajando más de lo normal para poder adaptarnos a la nueva situación.
5. Muchas personas verbalizan haber crecido personalmente tras un cambio de residencia. Evidentemente no todo tiene por qué ser emocionalmente difícil, de hecho, si manejamos bien el reto que supone un nuevo destino podremos encontrar una experiencia transformacional que fortalecerá nuestra capacidad de adaptación, flexibilidad psicológica, mente abierta y resiliencia.
Como ves hay suficientes motivos para preocuparnos también por nuestra salud mental y a pesar de que cada persona enfrenta unos retos diferentes y parte de una situación distinta, aquí queremos dejarte un acrónimo para ayudarte a recordar algunas ideas para cuidar de tu salud mental en esta nueva época de tu vida.
MALETA
Mindful: Ante la novedad probablemente tu mente se vaya a generar mil expectativas (“todo lo que siento que debo de hacer para aprovechar mi tiempo aquí”) o viajará a la nostalgia del pasado o a la comparación con lo conocido. Esto es normal, es algo que la mente hace. Pero te recomendamos al menos unos minutos al día (puedes empezar con 3 si más te parece demasiado) realizar una actividad consciente. Puede ser dar un paseo sin música ni distracciones, tan solo fijándote en los elementos arquitectónicos o decorativos del lugar o tratar de comer algo típico del lugar totalmente consciente. La práctica de meditación formal también puede ser útil, pero si ves que te cuesta recuerda que cualquier actividad hecha con la intención de ser plenamente consciente del momento presente, ya constituye la práctica de Mindfulness.
Aceptación: A lo largo que avancen los días aparecerán las pequeñas dificultades e incomodidades, algo que no funciona, que no es como esperaba o tal vez complicaciones a hora de entender la comunicación verbal y no verbal. Lo más normal aquí es que se activen los prejuicios y estereotipos, no te culpes si eso pasa, nos ha pasado a todos. Lo importante es reconocer estos “sesgos” y tratar de enfrentarlo desde la aceptación, no todo está bajo mi control ni hay una única forma de hacerlo las cosas.
Libertad emocional: A pesar de vivir el presente y de practicar la aceptación, distintas emociones aparecerán en ti. Tal vez algunas como la nostalgia, la culpa, la incertidumbre, la decepción… Muchas personas se asustan cuando comienzan una nueva aventura y empiezan a sentir estas emociones, pero aquí estamos para recordarte que son solo emociones, ni te definen ni definirán tu tiempo en este nuevo destino. Permítete sentir libremente sin juzgarte a ti mismo ni buscarle un significado concreto si se trata de una emoción pasajera.
Experiencias: Trata de planificar y crear experiencias que sean coherentes con quien eres y qué te hace sentir bien. En ocasiones el malestar viene por haber cambiado tanto de rutina que olvidamos lo que formaba parte de nuestra salud anteriormente. Piensa las cosas que te hacían sentir bien y como puedes adaptarlas al nuevo destino.
Tiempo para ti: Al principio todo puede resultar muy estimulante y tenemos la sensación de que queremos hacer tantas cosas que nos olvidamos del tiempo para nosotros mismos y nuestro descanso. Recuerda que el descanso es la forma de recargar nuestra batería interna y bien sea en un sitio u otro lo necesitamos para poder disfrutar el resto del tiempo.
Amistades: alguien dijo alguna vez que lo más importante no era ni el destino final ni el camino, sino la compañía y la ciencia no ha hecho más que respaldarlo. Sabemos que una gran parte de nuestro bienestar es el bienestar social, no muchas personas, pero si relaciones significativas, trata de cultivarlas en este nuevo destino.
Desde MindPlace, centro de salud mental multilingüe, colaboramos con Lodgerin porque han hecho suya la prioridad de la salud mental y sentimos que realmente se preocupan por las personas que van a habitar los espacios. Por ello estaremos encantadas de ayudarte en caso de que lo necesites en esta nueva aventura y conseguir hacer juntos la maleta de la salud mental.