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Invertir o vender propiedades en Estados Unidos es una gran oportunidad, sin embargo, exige conocer un sistema fiscal complejo y diferente al de otros países. Dentro de este sistema existen dos impuestos relevantes, el property tax y el capital gains tax, ambos se necesitan para calcular la rentabilidad real de una inversión. Para anticiparse a gastos y tomar decisiones más inteligentes se debe comprender cómo funcionan y qué factores influyen en su cálculo.
Qué es el Property Tax y cómo se calcula
El property tax es un impuesto anual que se aplica sobre el valor tasado de una vivienda o terreno. Su recaudación se destina a financiar servicios públicos locales como escuelas, carreteras o seguridad. El monto varía según el estado y el condado, ya que cada jurisdicción establece su propia tasa impositiva. En términos generales, el cálculo se realiza multiplicando el valor de tasación del inmueble por el porcentaje determinado por la autoridad local.
Por ejemplo, si una casa está valorada en 300,000 dólares y la tasa es del 1.2 %, el pago anual será de 3,600 dólares. Aunque la fórmula parece sencilla, el importe final puede cambiar en función del tipo de propiedad, la zona y las deducciones aplicables. Algunos estados como Texas, New Jersey o Illinois presentan tasas más altas, mientras que Hawái, Alabama o Colorado se sitúan entre los más asequibles. Además, muchos condados ofrecen reducciones fiscales a propietarios mayores, veteranos o residentes en su vivienda habitual, por lo que se recomienda revisar las condiciones locales.
Qué es el Capital Gains Tax y cuándo se aplica
El capital gains tax se aplica cuando se obtiene un beneficio económico al vender una propiedad por un valor superior al precio de compra. En este caso, la diferencia se considera ganancia y está sujeta a tributación. La clave está en el tiempo de posesión: si la propiedad se ha mantenido menos de un año, la ganancia se clasifica como short-term (corto plazo) y se grava al tipo ordinario del impuesto sobre la renta. Si ha sido propiedad durante más de doce meses, se considera long-term (largo plazo) y se beneficia de tasas más bajas, que oscilan entre el 0 % y el 20 %, dependiendo del nivel de ingresos del contribuyente.
Existe además una exención muy valorada: la que aplica a la residencia principal. Si el propietario ha vivido en el inmueble al menos dos de los últimos cinco años, puede excluir hasta 250,000 dólares de ganancia en su declaración individual o 500,000 si declara junto a su cónyuge. Por ejemplo, si alguien compra una vivienda por 400,000 dólares y la vende por 520,000 tras cumplir los requisitos, sólo tributará por los 20,000 restantes. En cambio, si se trata de una propiedad de inversión, el impuesto se aplica sobre el total de la ganancia generada.
Estrategias para reducir o diferir impuestos
Planificar con anticipación permite optimizar resultados, un caso común sería mantener una propiedad durante más de un año para que el impuesto a largo plazo sea mucho más bajo. También existe la posibilidad de acogerse al 1031 Exchange, un mecanismo que permite reinvertir las ganancias obtenidas en otra propiedad similar y posponer el pago de impuestos, siempre que se cumplan los plazos y condiciones establecidos.
Otro aspecto importante es aprovechar las deducciones disponibles. Gastos como reparaciones, mejoras o servicios de gestión pueden restarse del beneficio total, siempre que estén bien documentados. Llevar un control ordenado de facturas y contratos facilita justificar estas deducciones ante las autoridades y mantener una contabilidad precisa.
Una inversión rentable no depende solo del momento de compra o venta, sino también de cómo se gestiona la propiedad en el día a día. Contar con procesos organizados y tecnología adecuada permite reducir costes, evitar errores y mantener una ocupación constante. En ese sentido, herramientas como Arrento, nuestro Property Management Software, ayudan a los propietarios que alquilan sus viviendas a gestionar y comercializar sus alquileres de media estancia desde un único espacio, simplificando tareas y garantizando un control total de la operación.
Diferencias clave entre estados
El impacto fiscal varía considerablemente en función del lugar donde se encuentre la propiedad. En Nueva Jersey, Illinois o Connecticut, las tasas de property tax pueden superar el 2 % del valor tasado, mientras que en Hawái, Alabama o Luisiana suelen mantenerse por debajo del 0.5 %. Esta diferencia puede traducirse en miles de dólares al año, por lo que es importante conocer el entorno impositivo antes de invertir.
En el caso del capital gains tax, todos los contribuyentes deben pagar el impuesto federal, pero no todos los estados aplican uno adicional. Florida, Texas y Nevada, por ejemplo, no imponen gravámenes estatales sobre las ganancias de capital, lo que los convierte en destinos atractivos para quienes buscan rentabilidades más altas. Analizar la normativa local y comparar entre regiones puede marcar una gran diferencia a largo plazo.
Aspectos importantes para inversores extranjeros
Los propietarios que no son residentes fiscales en Estados Unidos deben prestar atención a la Foreign Investment in Real Property Tax Act (FIRPTA), una ley que exige al comprador retener un porcentaje del precio de venta cuando el vendedor es extranjero. Esta retención funciona como un anticipo del impuesto que el propietario deberá declarar posteriormente.
Además, algunos países mantienen tratados de doble imposición con Estados Unidos, lo que permite evitar pagar impuestos duplicados por un mismo ingreso. Por esta razón, contar con un asesor fiscal especializado en inversiones internacionales resulta fundamental para garantizar el cumplimiento normativo y aprovechar las deducciones disponibles.
Invertir con conocimiento
Comprender cómo funcionan los impuestos inmobiliarios en Estados Unidos es indispensable para cualquier propietario o inversor que busque obtener resultados sostenibles. Tanto el property tax como el capital gains tax influyen directamente en los márgenes de beneficio y, si se gestionan adecuadamente, pueden optimizarse sin complicaciones. A través de una planificación inteligente, asesoría profesional y herramientas digitales que faciliten la gestión, es posible mantener el control total de las operaciones y evitar errores costosos.








